14 abril 2009

Intervención de Griñán en el Comité Director PSOE-A



Queridos compañeros y compañeras
Presidente Chaves

Todos me conocéis desde hace años. Son muchos los que llevo en este partido y muchos, también, los que vengo participando en los debates de este Comité Director.

Nunca, sin embargo, como hoy he venido hasta el atril con este nudo en la garganta, con tanta emoción y tanto agradecimiento. Y con papeles.

Gracias a todas y a todos. Gracias por vuestra nominación y por vuestro apoyo. Esta confianza es mi compromiso y mi seguridad.
Porque la fuerza de mi candidatura es la vuestra: la fuerza del PSOE de Andalucía

Mi credibilidad y mi voz apenas serían nada, sin vuestra colaboración y sin vuestra confianza. Y, desde luego, mi trabajo sería estéril sin el apoyo que me vais a prestar, que me estáis prestando.

Mi legitimidad es la vuestra: la del partido más votado en las elecciones del pasado año; la del partido que forma la mayoría que elige al presidente de la Junta de Andalucía en el Parlamento andaluz. La de las reglas de juego democrático que no pueden estar impugnándose cada vez que nos interesa hacerlo. Ni practicar con ellas la ley del embudo.

Subo a esta tribuna atravesado por sentimientos complejos, seguramente más fáciles de entender que de explicar. Vivo el infinito orgullo de sustituir a una persona a quien tanto debo y a la que tanto quiero y admiro y, a la vez, la gran responsabilidad de suceder al que tanto ha hecho por Andalucía y tantas victorias ha dado al socialismo andaluz: Manuel Chaves.

Manolo, amigo

Me resulta fácil hablar de las cosas banales y sin importancia. Pero los grandes sentimientos los llevo tan dentro y están tan profundamente arraigados que me es imposible traducirlos al lenguaje oral.

Confieso que siento pudor al hablar de lo íntimo pero también la obligación de hacerlo.

Y lo que quiero decirte no es solo la expresión de mi afecto. Seis victorias consecutivas, las dos últimas por mayoría absoluta, en una comunidad de ocho millones de personas, no son sino la demostración de que no estoy solo en lo que pienso. En lo que creo:
Que eres un hombre sabio y prudente. Sí, sabio y prudente.
Un hombre de Estado
Un socialista de raza,
Un sindicalista de corazón
Un andaluz con alma
Y, naturalmente, un ganador.

Has tenido además, presidente, la inmensa fortuna de ver cómo, durante tus gobiernos, se ha transformado esta tierra.
La has visto transformarse desde que llegaste a la presidencia de la Junta hace ahora casi 19 años.

De entonces acá han aumentado en casi un millón y medio el número de personas con empleo; las mujeres han duplicado su tasa de ocupación y han adquirido el protagonismo social y político que históricamente les fue negado; ha crecido sustancialmente el número de alumnos universitarios; la riqueza de Andalucía se ha multiplicado por cuatro, nuestras exportaciones por cinco; los kilómetros de autovías por tres y se ha duplicado el número de empresas. Somos vanguardia en investigación en células madres embrionarias, tierra de acogida para otros y la región con mayor número de provincias unidas por la alta velocidad.

Todo eso y mucho más. Muchísimo más: Andalucía ha recuperado la autoestima y la confianza en sus posibilidades. Y eso ha sucedido contigo al frente de esta tierra. Es obra de todos, pero de ti, el primero.

Puedo, además, decir con orgullo que de tu mano, he tenido el honor de trabajar al servicio de los intereses públicos durante muchos años.
Soy, sobre todas las cosas, un servidor público, un servidor de lo público, de cuanto hace que todos los individuos seamos ciudadanos; que los que vivimos juntos vivamos en sociedad.

Con tu apoyo, presidente, y también hay que decirlo con la colaboración del presidente Zapatero, he tenido la satisfacción de haber logrado importantes acuerdos para Andalucía en estos últimos cinco años.

Acuerdos financieros que vinieron a reparar el mal trato que prodigó a Andalucía el gobierno del PP durante ocho años inmisericordes.

Y de nuevo con tu apoyo y con el de todos vosotros estoy ahora dispuesto a seguir trabajando por Andalucía en la profundización y el avance del proyecto socialista.

Un proyecto en marcha, que está firmemente asentado en las aspiraciones de los andaluces. Que es de largo alcance pero también necesita renovarse día a día porque el gran éxito del PSOE en Andalucía se debe a que hemos sido el partido del cambio permanente.

El que hoy me habéis encomendado, el que habéis puesto en mis manos, asumir la presidencia de la Junta de Andalucía, también ha de ser de largo alcance y de renovación. Sin otro plazo que el que me pongáis vosotras y vosotros.

Por eso quiero decir, y decirlo desde el principio, que asumo la responsabilidad de dirigirlo con una clara voluntad de llevar a cabo un proyecto estable y comprometido con el futuro. Es un proyecto de futuro; para hoy y para mañana. Y, si queréis, para pasado mañana.

Porque eso es lo que ahora cuenta: el futuro. Lo que hemos hecho, hecho está. Lo importante ahora es lo que queda por hacer, los retos que quedan por cumplir, los problemas que quedan por resolver.

Necesito vuestro apoyo para poner las bases de este nuevo ciclo llamado a tener un largo recorrido y en el que todo lo logrado hasta ahora ha de servir de cimientos para un renovado y ambicioso proyecto para Andalucía.

Sabéis que soy un andaluz por elección y por convicción. Que amo a esta tierra como a nada en el mundo. Ella me dio una patria y en ella he de cerrar los ojos para siempre aunque es ella la que me da la vida.

Por eso abomino de sus tópicos. Aborrezco a los graciosos que se mimetizan con ellos. Detesto a quienes miran al sur con desprecio y, desde una estúpida superioridad, nos acusan de indolencia o de estar cautivos de las subvenciones. Son los mismos cuyo único proyecto para Andalucía fue el de convertirla en un inmenso ejército de reserva de mano de obra barata para otras tierras y otros países. Los mismos que para Andalucía sólo han tenido siempre desprecio, olvido y marginación.

Bajo la dirección de Gobiernos socialistas, hemos cambiado las tendencias históricas con el trabajo de la inmensa mayoría de los hombres y mujeres de esta bendita tierra. Andaluces de Córdoba, de Málaga, de Jaén, de Almería, de Granada, de Huelva, de Cádiz y de Sevilla.

La sociedad andaluza ha cambiado y sigue cambiando. Nosotros, los socialistas, deberemos ser parte importante en este proceso continuado de renovación y cambio.

Y cuando digo renovación y cambio entendedme bien lo que quiero decir.

No me estoy refiriendo a ponerse delante de todas las manifestaciones. Menos aun, a acomodar nuestras ideas a modas efímeras por muy extendidas que estén.

Renovación y cambio que requieren solidez y flexibilidad. Solidez en nuestros principios flexibilidad a la hora de aplicarlos. No nos dejemos llevar por la corriente. No seamos esclavos de las encuestas y, mucho menos, de las que aparecen para gratificar al que las encarga.

Las encuestas son un instrumento importante para el conocimiento de la realidad, pero no para gobernar según soplen los vientos. Quien navega siempre con el viento de popa va siempre muy deprisa, pero a ningún sitio.

La política es el arte de navegar siguiendo un rumbo y sabiendo capear los obstáculos. Porque la realidad cambia todos los días y además de forma muchas veces imprevisible.

Por eso, compañeras y compañeros, no podemos encerrar la realidad en una teoría ni en un proyecto. Nuestra primera lealtad debe ser con la realidad. Para conocerla en profundidad y para mejorarla.

Y en esta tarea, es imprescindible la labor del partido.

El gobierno ha de atender las urgencias y gestionar los acontecimientos de cada día. Exige respuestas inmediatas ante una realidad cambiante. Ha de hacerlo, es verdad, con la estrategia que le marca el programa electoral. Pero también con los acontecimientos que cada día colocan lo urgente por delante de lo importante y que le obligan a conducir con las luces de cruce.

El partido ha de estar también en la lucha cotidiana, presente en las
situaciones difíciles. Pero ha de mantener siempre la luz larga, porque suya ha de ser la gestión del medio y del largo plazo, la difícil tarea de hacerse presente en las aspiraciones de los ciudadanos.

No se trata sólo de escuchar a la gente sino de ser parte de la gente.

Un partido para la mayoría y que, a la vez, forme parte de esa mayoría de progreso que es la que transforma una sociedad.

De ahí la importancia que concedo a la comunicación que ha de existir de forma permanente entre el gobierno y el partido.

Distinguiendo siempre, eso sí, que la institución gobierna para todos los andaluces: los que nos votan y los que no lo hacen. Que un gobierno sirve a los intereses generales y solo a ellos se debe. Y que para ese servicio hemos de contar con hombres y mujeres competentes, capaces y que sepan encontrar una solución para cada problema.

Os decía antes que la sociedad andaluza ha cambiado, que está cambiando de forma continua.

Poco a poco se ha venido configurando en la sociedad andaluza una importante masa crítica de unas clases profesionales urbanas, cuyos valores preferentes son el mérito, la capacidad, la profesionalidad, la competencia, la seguridad y la libertad.

Con la extensión de la igualdad de oportunidades y de la vida urbana, la sociedad andaluza se ha hecho más permeable, más abierta, menos estamental y, a la vez, muy crítica. Muy crítica con quienes no asumen sus compromisos ni su responsabilidad. Y esto deberemos tenerlo muy presente entre nosotros: Nos exige un compromiso de responsabilidad y una política transparente y capaz.

Hay que ayudar a los que se ayudan y a quienes no tienen edad o fuerza para hacerlo.

Hay que poner los recursos públicos a disposición de la creación de riqueza, de los que arriesgan, de los que emprenden, de los que se comprometen y se responsabilizan. Y también hay que dedicarlos a la protección de cuantos queden excluidos, de los que se quedan atrás, de los que necesitan un apoyo y se comprometen.

Porque, compañeras y compañeros, la igualdad de oportunidades es también, y sobre todo, un compromiso por la responsabilidad de todos y de todas.

Sí, responsabilidad y solidaridad son dos caras de una misma moneda. No hay sociedad que progrese sin un compromiso responsable de todos y cada uno de los ciudadanos.

E insisto: No se trata de estar al lado de los ciudadanos sino de ser parte importante de ellos.

Hemos de defender nuestras ideas con convencimiento, sí, pero también con humildad. Hablando sin prepotencia, sin agresividad y tratando de hacernos entender con argumentos.

Una humildad que nace de una convicción profunda: en un sistema de libertades como el nuestro, en un marco de respeto a los derechos fundamentales, no hay ideas políticas que te conviertan en moralmente superior a los demás, que te concedan el privilegio de no tener que justificarte por tus actos.

Debemos respetar las ideas ajenas y si hemos de combatirlas será con argumentos políticos y no con descalificaciones. Y, sobre todo, con la puesta en práctica de las nuestras.

Es en el contraste de la realidad donde realmente se demuestra que unas ideas son mejores que las otras. Son buenas o malas según contribuyan, o no, a mejorar la vida de los ciudadanos; según resuelvan, o no, sus problemas; según abran, o no, puertas a la esperanza.

Por eso nuestras ideas han de ser también un compromiso de acción permanente. Nada pues, de resignación, ni ante la crisis, ni ante las dificultades de ningún tipo.

Quiero liderar un proyecto unido, como el nuestro; ambicioso, como el nuestro, y que acometa con decisión los retos, las dificultades y los anhelos de los andaluces y andaluzas como lo hemos hecho durante tantos años. Esa ha sido la clave del éxito en el pasado y así ha de serlo en adelante.

Humildad, trabajo, responsabilidad y honestidad

Y eso implica también hablar de las limitaciones. De lo que es posible y de lo que no lo es. De lo que podemos financiar y de lo que no podemos. De que los recursos siempre son limitados y de que todos los que se ponen a disposición de un gobierno provienen de los ciudadanos y de sus impuestos.

La política ha de tener un fondo de docencia, de pedagogía, de explicación permanente y sincera. Y eso nos exige multiplicar nuestra capacidad de diálogo. Desde la humildad, como os he dicho. Desde nuestras razones pero también desde la comprensión de las razones de los otros.

Soy de los que creen que un buen acuerdo mejora un buen proyecto. Si nace de la imposición, cualquier buen proyecto deja de serlo. El desacuerdo y la falta de diálogo empobrecen a la sociedad democrática y la hacen más débil para afrontar sus retos.

Tenemos, aquí en Andalucía, un modelo de concertación social ejemplar. Desde hace quince años, empresarios, sindicatos y Administración hemos venido desarrollando la política económica andaluza a través de objetivos y de medidas acordadas.

Con esta herramienta de trabajo común salimos de la crisis de principios de los noventa; con él hemos tenido la mayor etapa de crecimiento de nuestra historia; y con él, no lo dudéis, saldremos también de esta crisis.

Y dejadme además deciros que éste es el mejor camino no solo para afrontar objetivos económicos sino para anudar, firme y solidariamente, el lazo social.

Y tenedlo claro: Una sociedad que no se abre al concurso de las organizaciones empresariales y sindicales es una sociedad frágil e inerme ante los grandes desafíos. Una sociedad desarticulada y pobre.

No caigamos en ese despotismo de convertir la economía en una ciencia exacta, porque siempre nos equivocaremos menos llevando a la práctica nuestro programa económico de acuerdo con quienes tienen que aplicarlo: empresarios y sindicatos. En nuestro caso, UGT, CCOO y CEA.

Nos esforzaremos en llevar adelante el que será VII ACS. Y para ello, querido Manolo Pastrana, necesitamos que te recuperes.

Vamos a trabajar para salir pronto de esta crisis.

Una crisis que afecta al corazón del capitalismo. Una crisis del capital consecuencia de la desregulación de los mercados financieros y de una total ausencia de supervisión por los poderes públicos. Es, pues, una crisis del modelo ideológico neoconservador y, por tanto, una crisis de legitimidad de este modelo.

Sé que los tanques de pensamiento ultraconservadores, entre ellos esa Faes que patrocina el PP, ya están trabajando para transmitir la idea de que la crisis se produjo no por la desregulación y la falta de supervisión sino por lo contrario, por la inexistencia de una total libertad de movimientos del mercado.

Hemos de armarnos ante ese bombardeo ideológico que nos va a llegar de unos neocon renovados. Será el mismo que dentro de un año, o incluso antes, acusará a Obama de los desastres de los ocho años nefastos de Bush.


Nunca más.

Debemos insistir en que esta crisis no ha tenido que ver con la política sino con la ausencia de política. Con la estupidez de creer que las fuerzas del mercado por sí solas resuelven todas las necesidades.

Nunca más.

Pero de la crisis saldremos. Y hemos de trabajar para salir pronto y para hacerlo en las mejores condiciones. Hay que luchar contra el brutal aumento del desempleo; hay que seguir adoptando medidas que traten de paliar las consecuencias que está teniendo la crisis sobre las familias andaluzas. Y hay que tener confianza.

Por mucho que algunos lo critiquen, la economía es también un estado de ánimo.

Es importante restablecer la confianza, porque ese será el principio de la salida de este túnel. Y, si digo restablecer la confianza, también digo terminar con el pesimismo.

La semana pasada, un diario nacional publicaba los datos de abril de un barómetro que hace periódicamente. En ellos se podía ver claramente que existe una percepción de la realidad peor que la realidad misma. Mientras que el más del 71% de los encuestados consideraba que la situación económica era mala o muy mala; el porcentaje bajaba hasta el 20,7% entre los que declaraban que la suya, en particular era también mala o muy mala. Es decir, hay un pesimismo a combatir.

Salir de la crisis y salir en las mejores condiciones posibles. Ese es el reto.

Podemos hacerlo. A diferencia de la última crisis, la actual ha llegado a una Andalucía mucho más capitalizada: con más de tres millones de personas que tienen empleo, más de medio millón de empresas, unas infraestructuras y una dotación de capital tecnológico infinitamente mayor. Una Andalucía más potente que ha superado ya los estándares de convergencia con la UE.

Estamos en mejores condiciones para afrontarla y para salir de ella
fortalecidos, porque nuestros problemas son ya los mismos problemas que tienen las economías europeas.

Pero, para eso, hemos de creer más en nosotros mismos, tener fe en nuestras posibilidades; aumentar nuestra autoestima.

Porque haciéndolo no nos embarcamos en una falsa ilusión. Muy al contrario, creyendo en nosotros mismos adquirimos la plena conciencia de nuestras posibilidades.

Vamos a conseguirlo. Con un esfuerzo colectivo, de todos y todas y con plena confianza en nuestras posibilidades.

Y lo haremos, no lo dudéis, fortaleciendo el sector privado de la economía.

Este es el único camino. No olvidemos nunca que el sector público se financia con el sector privado. Que de él salen los recursos con los que construimos el AVE, los metros, las autovías; los centros de salud, los hospitales; las escuelas, los institutos y las universidades.

De ahí que tengamos la sana ambición de contar con empresas fuertes, sanas y competitivas: empresas que innovan, invierten y crean empleo.

Ese es nuestro desafío: Apoyar su creación y su funcionamiento. Reducir las cargas burocráticas que a veces las asfixian. Propiciar la innovación, la estabilidad política y la paz social. Mantener un diálogo permanente. Y crear con ellas un marco sostenible de crecimiento.

Hemos adoptado medidas urgentes (46 exactamente), para afrontar la crisis. Y seguiremos tomando cuantas decisiones sirvan para afrontar el desempleo y mitigar la caída de la actividad económica.

Vamos a salir de esta crisis con el concurso de todos. Y vamos a hacerlo para sacar de la angustia del desempleo a miles de familias andaluzas. Pero también para que todos aquellos que han basado su alternativa política en el empeoramiento de la situación económica pierdan sus esperanzas.

Para que aquellos que ven en la crisis su mejor opción electoral; para que aquellos que creen aumentar sus expectativas políticas cuando los demás lo pasan mal, cuando las personas pierden su empleo, cuando aumentan las cifras de paro, entiendan, de una vez, que no se ganan las elecciones esperando a que las cosas les vayan mal a los andaluces.

Que lo bueno para Andalucía también debería ser bueno para ellos.

Hemos ofrecido un pacto por el empleo a todos los partidos políticos. Hemos tratado de conseguirlo en reuniones de trabajo. De trabajo, digo, y no de propaganda.

Tras estos encuentros hemos puesto a su disposición un documento para el consenso que recoge iniciativas de todos los grupos parlamentarios. Son 41 propuestas que invitan al acuerdo.

Apelo a la altura de miras de todas las fuerzas de la oposición para conseguir acuerdos en la lucha contra el desempleo y para apoyar a quienes han tenido la desgracia de perder su ocupación o la buscan sin encontrarla.

Porque se trata, sí, de salir pronto de la crisis, pero también, y tal vez de forma prioritaria, salir en las mejores condiciones. Y de ahí que haya políticas que no pueden aflojar, que no pueden relegarse en estos momentos de crisis. Que incluso hay que potenciar.

Y, en este sentido, quiero deciros que la principal política económica, la más importante en términos de rentabilidad, es la educación.

No estoy hablando de una política social. Hablo de una política económica. Y, si queréis que lo diga aun con mayor énfasis, hablo de la política económica.
De todo lo que significa ampliar el conocimiento, el saber hacer y con ello la fe en nuestras posibilidades.

Vivimos tiempos en que la fuerza competitiva de un país se va a medir por el nivel y la calidad de su sistema educativo. De cómo respondamos a este reto va a depender nuestro futuro.

Andalucía es una comunidad joven. Tenemos una quinta parte de los jóvenes españoles. A ellos les quiero decir que la confianza, su ambición de futuro, va a depender mucho de que aprovechen las oportunidades que le brinda nuestro sistema educativo.

Y siempre con plena igualdad de oportunidades. Entre quienes tienen más recursos y quienes tienen menos. Y entre hombres y mujeres, con el pleno convencimiento de que la igualdad de género no es solo una condición necesaria para fortalecer la cohesión social sino además para mejorar la eficiencia económica.

Aprender es la base del progreso. No solo aprender cosas sino aprender a hacer cosas. Aprender a ser ciudadanos comprometidos y responsables. Si el futuro está en nuestros jóvenes, el éxito está en su formación y en la ampliación del conocimiento.

Pero el conocimiento también está en la experiencia. En una gran mayoría de andaluces que no tuvieron las mismas oportunidades de sus hijos y mucho menos de las que tendrán sus nietos. A esta generación le debemos lo que hoy somos y mucho de lo que podemos ser.

A los abuelos y abuelas que cuidan los hijos de sus hijas para que ellas aprovechen las oportunidades que ellos no tuvieron. A los abuelos y abuelas que son fuente viva de experiencia y cuya retirada prematura de la actividad sería como incendiar bibliotecas.

En este tránsito generacional, respetuoso e interactivo, está buena parte del éxito de nuestra empresa.

Trabajamos, sí, para un futuro mejor y ese es el tiempo de los jóvenes de hoy.

Pero solo será mejor si ellos aprovechan sus oportunidades educativas y respetan el legado de sus mayores.

La fe en nuestras posibilidades de la que os estoy hablando debe también acabar con quienes se encierran en el lamento y se confortan en el agravio, fingido la mayor parte de las veces.

Luchamos por la igualdad, sí. Pero la igualdad no significa exigir más deudas que aquellas que nos corresponden y que podemos justificar.

Igualdad significa también responsabilidad. Saber que lo podemos conseguir y que dependemos sobre todo de nuestra confianza y de nuestro trabajo.

Creo firmemente en la España de las Autonomías y ante los retos que se le plantean creo firmemente que lo que es bueno para España será bueno para Andalucía. O, si lo preferís, nada que sea malo para España puede ser bueno para Andalucía.

No somos más o mejores andaluces desentendiéndonos del resto de España. No lo somos desde el agravio o el enfrentamiento territorial. Muy al contrario los andaluces obtenemos nuestra mayor fuerza de identidad compartiendo un proyecto común por la igualdad entre todos los españoles. Por la igualdad y por el respeto a las diferencias.

Queremos un sistema de financiación que garantice la igualdad de todos los españoles vivan donde vivan. Que todos tengamos la garantía de una financiación igual para los servicios públicos fundamentales. Y, además, mayor autonomía financiera de Ayuntamientos y CCAA. Que no dependamos tanto de impuestos ligados a la marcha del consumo porque son los más sensibles al cambio de ciclo.

Financiación, pues, más estable; mayor autonomía financiera e igualdad en la asignación de los recursos. Los Ayuntamientos tienen problemas graves de financiación y hay que empezar a poner en marcha mecanismos recíprocos de cooperación que contribuyan a encontrar soluciones a la situación deficitaria actual y que, al mismo tiempo, garanticen su estabilidad financiera.

Son muchos, compañeras y compañeros, los desafíos que tenemos por delante. No puedo, sin embargo, detenerme en todos ellos.

Hoy es un día de agradecimiento y, sobre todo, un día para pediros vuestra colaboración y vuestro trabajo.

Pronto estaremos en campaña electoral. El 7 de junio, volveremos a las urnas para elegir a nuestros parlamentarios europeos. Son unas elecciones sin duda importantes porque Europa es un proyecto ambicioso en el que vamos a encontrar muchas de nuestras respuestas y porque, todos lo sabéis, a partir de sus resultados se harán todo tipo de especulaciones. Pasa siempre.

Solo os pido trabajo para la victoria, confianza y que sepáis analizar los resultados algo mejor de lo que lo hacemos habitualmente. Con rigor y sin dejarse llevar por la estrategia desmoralizadora que suele emplear el adversario.

Somos maestros en analizar los resultados electorales no en función de los datos reales sino de nuestras expectativas. Y así, claro, somos capaces de deprimimos aun con las victorias.

Me remito, para no ir más lejos, a las últimas elecciones en Galicia y País Vasco. Todo lo que nos ha pasado en Galicia es que el BNG ha perdido un escaño y por ese escaño hemos perdido la Xunta. En cambio, hemos ganado siete escaños en el País Vasco y vamos a tener un lehendakari socialista. La derecha, en el conjunto de las dos elecciones, ha perdido 32.000 votos y 1 escaño, mientras los socialistas hemos ganado más de 12.000 votos y 7 escaños. Vosotros mismos.

Vamos a trabajar por la victoria del 7 de junio y vamos también a empezar a ganar las municipales de 2011. Un año más tarde ganaremos de nuevo las andaluzas. Estoy seguro de que va a ser así y los que me conocéis bien sabéis que mi optimismo no me ciega, que soy persona realista. Pero es que tengo razones.

No hay que recurrir al grito ni al insulto para convencer. No tenemos que apelar al miedo para movilizar. No tenemos que mentir para ganar.

Somos un partido sólido, un partido bien organizado, bien dirigido por gente como Petri, Manolo, Luis y Rafael. Un partido ambicioso. Un partido de gobierno y con gobierno. Un partido de cambio y transformación. Un partido paritario. Un gran partido para un gran pueblo.

Pensad que tenemos la suerte de que nos basta con ser lo que somos, decir lo que pensamos y trabajar. Juntos, muy juntos y muy unidos. Si así lo hacemos, no sólo ganaremos las elecciones, sino también lo que más importa: ganaremos el futuro.
juntos y muy unidos. Si asílo hacemos, no sólo ganaremos las elecciones, sino también lo que másimporta: ganaremos el futuro.
Gracias, muchas gracias.

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