UN RETRASO
MÁS SIN IMPORTANCIA
Josué Díaz-Moreno
El 15 de mayo se iniciaron las obras en la Plaza Madrid y la Avenida
de Andalucía de Almuñécar. Inicialmente se previó la finalización para el 30 de
junio y como muchos presagiaron, estamos ya en sanfermines y todavía no ha podido el Presidente de la Mancomunidad
tirarse la foto de rigor inaugurando las obras.
El inicio de las obras fue algo
controvertido y con la experiencia de Gamonal, más de uno dudó desde aquel lado.
Primero estaba la objeción por el momento elegido. En plena primavera y con el verano a las
puertas, el fantasma del pasado, cuya sombra es alargada y pesa toneladas en
este pueblo, planeaba sobre la memoria de muchos de los vecinos y comerciantes.
Segundo, la cuestión de la participación de los vecinos y el preaviso, pues el
Gobierno del PP contraponía a lo primero que se había dialogado con todos los
vecinos y comerciantes de las zonas afectadas. A mí me consta que no fue del
todo así, pero en beneficio de la duda, pensemos que algunos vecinos se
ausentaron casualmente durante la ronda abierta de consulta vecinal que realizó
el gobierno. Finalmente, la cuestión de las empresas ejecutoras y la mano de
obra local. Se nos dice nuevamente que
al tratarse de una obra ejecutada
por Mancomunidad no hay nada que hacer, pero en cambio, tras la nueva
adjudicación efectuada para agilizar las obras, el Ayuntamiento comunica que ha
logrado adjudicar una parte de las obras a una empresa local. Buena gestión que
vendría a confirmar que anteriormente no se venían haciendo todos los esfuerzos
posibles en esta dirección.
Navegando por las rede sociales, encontraba fotos y comentarios entre
los que se aprecian tres bloques argumentales: el bloque de los benavidistas, el bloque de los peperos y el bloque de los ciudadanos no alineados. El primer
bloque, partido principal en la oposición, critica lo objetivamente criticable
(incumplimiento en los tiempos de ejecución de unas obras), a lo que el segundo
grupo, partido en el gobierno, contraataca con la política del y tú más, es decir, inundar las redes de
fotos y recuerdos de los descalabros pasados del gobierno benavidista. Lo mismo
ha pasado con el caso Gowex, donde ambos grupos han intercambiado reproches con
Jenaro García Martín y Ruíz Mateos como cromos chapuceros de sus coleccionables
de desgobierno.
No es algo nuevo. El eje del debate político en Almuñécar hace tiempo que se convirtió en una
dialéctica que se define, más que por la afirmación y puesta en valor de las
capacidades propias por la negación de las capacidades contrarias. Los
esfuerzos se dirigen a evidenciar-rememorar las cagadas ajenas para echar
tierra sobre las propias. Este marco de lucha de contrarios hace que gobernar
no sea muy complejo, pues en la práctica, gobierne quien desgobierne, la
vergüenza moral y la responsabilidad política siempre acaban desplazados del
eje central del discurso, porque el margen de fracaso es amplio y siempre se
puede bajar más en la escala de la mediocridad.
En este escenario, los miembros del tercer bloque, la ciudadanía no alineada, observan el
debate con hastío y cansancio. Unos acaban resignándose y aceptan la política
del mal menor. Otros, en cambio, nos resistimos a transigir, y pedimos resituar
el problema en su centro de gravedad: depurar responsabilidades y tomar
lecciones aprendidas para mejorar, para que Almuñécar sea gobernada mirando
hacia el futuro, y no hacia el de enfrente, generando progreso con techos de excelencia y
no bajos fondos de mediocridad.
Pero tal vez sea uno demasiado bobo, no exista una paz social
arrebatada-reconquistada, polaridad ni grupo de ciudadanos no alineados. Tal vez la única lección aprendida sea la
importancia de no ausentarse de casa en momentos cruciales. Eso, o repensar lo
de Gamonal seriamente para la próxima. Pero desde este lado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario